Paulo Mallozzo

Paulo Mallozzo, de frente.

Nació en 1973 en Santa Fe Capital. Con su familia, y después solo, vivió por muchas partes del país. Actualmente se encuentra en Mendoza. Disfruta de las películas solo. Las películas se analizan después de verlas. Detesta que en el cine se coman cosas como pochoclos, nachos, confites y se tomen gaseosas. El sorbete, el hielo y la gaseosa pueden hacer un ruido insoportable. Piensa que deberían ponerse de moda los cuartos de helado para acompañar las películas. Y que en algunos géneros deberían prohibir totalmente el ingreso de cualquier alimento. Grandes rodajes como Casablanca no pueden arruinarse con el crunchi crunchi, mucho menos con la escupida de un maní pisingallo que no explotó. El que quiera comer, que vaya a un restaurante. El cine está para apreciarlo. ¿O a alguien se le ocurre ver una muestra de arte plástica con un sundae de McDonalds? El cine es arte y como todo arte tiene que ser respetado.


Entrevista a Paulo Mallozzo, un crítico muy crítico

por Gerardo Otamendi


Paulo Mallozzo nos recibe en su monoambiente. No tiene espacio para guardar  una planta, pero se las arregla para meter miles de libros y dvds.

-Este casete me lo regaló mi tía para mi cumpleaños. Fue mi primera película de toda esta colección- dice señalando la caja de Volver al futuro.

-¿Para qué cumpleaños fue?

-Para cuando cumplí 13. Estuvo bien porque recién salía la película.

-Tenés algo para mostrarle en un futuro a tus hijos.

-No tiene buena calidad, porque la miré muchas veces. Andá a saber si dura para ese momento.

-¿Por qué no lo pasaste a formato DVD?

-Por nostalgia. Que sé yo, soy clásico. Tampoco leo en tabletas, me gusta oler el papel.

-Veo que tenés una videocasetera vieja y no tenés DVD. ¿Ves todo en la compu?

-No, utilizo la lectora de la compu. Tengo un cablecito que conecta la tele a la computadora.

-Ah, mirá qué ingenioso. Bueno, contame… ¿por qué crítico de cine?

-De chico siempre me gustó ver películas y criticarlas.

-¿Así?

-No, no tenía tantos elementos. Pero siempre tuve buen gusto.

-¿Qué veías de chico?

-Todo lo que pasaban en cable en ese momento y alquilábamos una vez por semana, los viernes.

-¿Iba toda la familia al alquiler de películas?

-Sí, tardábamos un montón de tiempo. Era como una salida.

-¿Discutían mucho por la película?

-Era una película para los adultos y una película para nosotros. Eso a mí me molestaba, porque consideraba que estábamos grandes como para mirar cualquier cosa. Era una regla impuesta por mamá. Y mi hermano tenía, bah, sigue teniendo, gustos espantosos.

-Ah sí, ¿como qué?

-Por ejemplo, me acuerdo que una vez discutimos terriblemente. Él quería alquilar una película de Leslie Nielsen, una comedia típica y yo quería alquilar el resplandor…

-Ah, mirá vos. ¿Y qué pasó?

-No había manera. Cada uno estaba metido con su película. Le dije que de última le aceptaba otra, de acción inclusive, pero no hubo caso. Cuando mi vieja preguntó si teníamos la película, aprovechando que yo miraba otras cosas, le dio la suya. Cuando vi que estaba pagando por las películas, armé un escándalo. Bah, tampoco, nada de otro mundo, dije que no estaba de acuerdo. El tipo que atendía el lugar dice, "pero es buena, yo la vi y morí de risa". Le contesté: "No hay que ser demasiado inteligente para saber que tu opinión no es de lo más confiable. Para vos todas las películas que tenés acá están buenísimas, para eso te pagan".

-Lo mataste.

-Sí, era un pendejo de mierda.

-¿Y qué pasó?

-Nada, terminé viendo El hombre elefante con mis padres.

-¿Y la película de Nielsen?

-También. Tenía razón, una porquería.

-¿Cuál era?

-¿Dónde está el piloto?

-¿De verdad te parece una porquería?

-Entretiene, pero no es una joya del cine.

-Bueno, pero tampoco todo tiene que ser una joya del cine…

-¿Vos te casarías con una persona buena o querés que tenga algo más?

-Pero no te casás con una película.

-No, de hecho la miré, me entretuvo, pero como no me dio más, no la voy a criticar bien. Si no, serían todas películas buenas.

-Bueno, eso sí. ¿Pero porquería no es muy fuerte?

-A muchas personas le gustan las salchichas, son ricas, pero están hechas de porquería. ¿Cuál es el problema? Las como de vez en cuando, pero de ahí a ponerme a hablar de los beneficios de comer panchos…

-O seas que disfrutas la chatarra.

-Hay chatarra que sí, que al menos la digiero. Pero hay otra muy pesada.

-¿Como por ejemplo?

-Me viene a la cabeza Un argentino en Nueva York. Como ves, tengo matices.

-Volviendo un poco a cómo encarás el cine… ¿de verdad te molesta que coman en el cine?

-Sí, mucho. Antes vendían helado en los cines. Eso estaba bueno.

-¿Helados?

-Sí, unas tabletas tipo bombón.

-Eso te parece bien.

-Sí, si la gente quiere comer algo, que al menos no haga ruido. En realidad no se debería comer nada. Pero bue. Además de hacer ruido y tener la posibilidad de mancharte, desconcentra. Desconcentra a  los demás, te desconcentra a vos. Si la película es larga y vas recién comido, te puede dar sueño, por más que sea buena. Y eso sería una injusticia. Si tomás mucho líquido, quizás te den ganas de ir al baño en medio de la película. Es sentido común.

-Bueno, pero uno va a entretenerse. Tampoco hay que ser rigurosos.

-Lo que pasa es que molesta a los demás. Si la gente quiere twittear mientras mira una película, que lo haga, pero en su casa. Que no me moleste con el ruido del celular. Que no filme esas versiones berretas de películas para vender en la calle.

-¿Qué hacés si ves a alguien con el celular prendido?

-Le pido amablemente que lo apague. Le digo: "Me imagino que apagarás el teléfono, a menos que antes de salir del shopping quieras pasar obligadamente por Garbarino".

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